Llegaron las Fiestas de fin de año y sientes una sensación en tu corazón que es literalmente un dolor físico, un dolor de tenerlo roto; y así es, un pedazo de tu corazón se rompió y se fue con ese hijo que no tienes contigo este diciembre. Los planes que imaginaste tener, cambiaron. Sabes que se acercan días en que las familias se reunirán, los niños celebrarán y no puedes evitar pensar: ¿qué estaría haciendo mi hijo? ¿cómo sería? Ansías poder abrazarlo, olerlo, amarlo y ver sus ojitos de emoción junto con el resto de tu familia. Cuando se aproxima el nuevo año, sientes dolor al dejar el año viejo ir—el año en el que el corazón de tu hijo, latió por última vez. O si quizás, ya pasaron varios años de tu pérdida, sientes que en un abrir y cerrar de ojos se fue otro año más, pero para ti el tiempo se detuvo en el momento en el que te dijeron que tu bebé ya no tenía latidos, o cuando tuviste que agarrar su mano y verlo tomar su último respiro, o cuando un segundo estaba a tu lado y repentinamente ya no estaba.
Todas estas sensaciones y sentimientos son normales. Debemos recordar, que a veces, “está bien no estar bien”.
De parte de Huellas de Ángel queremos decirles que estamos con ustedes, que los entendemos y que si este es su primer diciembre como padres en duelo, quizás sea el más difícil. Les recordamos que si no sienten ganas de celebrar la Navidad y Año Nuevo, no tienen que hacerlo. Aquí estamos para ayudarlos a levantarse nuevamente, a ver el amanecer después de una negra noche y a recordar a sus Angelitos junto a ustedes.
Si no eres madre o padre en duelo y estás leyendo esto, quizás eres una persona que conoce a alguien que perdió a un hijo. Si ese es tu caso, gracias por leer. Simplemente ‘estar’ y ‘comprender’ el duelo es de gran ayuda; es decir, dar espacio para estar tristes, ser empáticos y no tratar de minimizar o ignorar el dolor.
Recuerden a sus Angelitos y digan su nombre; por algo dicen que “Nunca muere el que no se olvida”.
Les compartimos un escrito anónimo en inglés, traducido al español.
Querido Santa,
Te escribo esta carta ya que me estoy sintiendo un poco triste,
Así que espero no pienses que pido demasiado de ti.
Cada año visitas y dejas cosas maravillosas a todos, pero yo me pregunto si ¿también visitas a nuestros seres queridos que ya no están?
Yo sé que debes estar ocupado con tantas cosas que hacer en solo una noche, pero ¿podrías hacer un viaje adicional a las estrellas que brillan con mucha luz?
Verás, todos tenemos seres queridos demasiado perfectos para la vida en la Tierra; no hay regalos que pudiéramos enviarles que demuestren cuán importantes son para nosotros.
Así que por favor Santa, ¿pudieras dejarle un regalo y poner una bota en su nube llena de preciadas memorias de sus seres amados que están en la Tierra?
Por favor, acaricia sus cabezas mientras duermen, diles que sus familias los aman tanto que sus corazones duelen de tristeza y lágrimas fluyen por sus rostros.
Si pudieras hacer esto por mí, Santa, sus familias podrían sonreír, al menos por un pequeño momento.
Así que muchas gracias Santa por todo lo que haces, Después de todo, en el cielo, también es Navidad.