Este mes, tuvimos el privilegio de reunirnos nuevamente para una de las actividades más significativas para nosotras: el armado de nuestras cajas de recuerdo, que entregamos a los hospitales para acompañar a las familias que han perdido a su bebé.
Cada una de estas cajas es mucho más que un objeto: es un acto de amor, de respeto y de validación del duelo. En su interior, las familias pueden guardar elementos que representan la existencia de su hijo o hija: las huellas de sus pies, su peso y medida, una muestra de su cabello, una foto… pequeños recuerdos que se convierten en grandes tesoros.
Durante esta jornada, voluntarios y miembros de la fundación trabajamos con el corazón en las manos, sabiendo que cada caja llegará a una familia en uno de los momentos más dolorosos de su vida.
Gracias a todas las personas que nos ayudaron a armar con cuidado, respeto y cariño. Gracias por hacer posible que esas manos vacías puedan, al menos, sostener un recuerdo.