Por: Analissa Ortega.
Perder un bebé es una experiencia que transforma por completo nuestras vidas. No solo como individuos, sino también como pareja. Cada uno de nosotros vive el duelo de una forma distinta. Lo sentimos en momentos diferentes, con intensidades distintas, y a veces lo expresamos de maneras opuestas. Y aunque compartimos el mismo dolor, puede parecer que estamos en mundos distintos… y eso puede alejarnos justo cuando más necesitamos estar juntos.
En mi caso, entendí que el duelo en pareja no se trata de “sanar al mismo ritmo”, sino de aprender a mirarnos con compasión, sin exigencias, y con mucho respeto por la forma en que cada uno elige (o puede) atravesar ese dolor. Hubo días en que yo necesitaba hablar sin parar… y otros en los que el silencio del otro me dolía más que la pérdida misma. Pero también entendí que su silencio no era indiferencia, era otra forma de cargar el mismo peso.
Hoy quiero compartir contigo algunas ideas que me ayudaron (y que sigo aprendiendo) para acompañarnos en pareja cuando el corazón está roto:
1. No esperar que el otro sienta igual que tú
El duelo no tiene una sola forma. Tal vez uno de los dos necesite hablar constantemente del bebé, y el otro prefiera recordarlo en silencio. Ninguna forma está mal. Lo importante es no juzgar ni comparar las reacciones, y recordar que ambos están sufriendo… solo que a su manera.
2. Abrir espacios de conversación sin forzar
Hablar sobre lo que sentimos, nuestras dudas o miedos, puede acercarnos mucho… pero no siempre es fácil. En mi experiencia, funciona mejor cuando abrimos la puerta sin empujarla: con preguntas suaves, con frases como “¿quieres hablar de esto?” o simplemente diciendo “te estoy pensando, aunque no estemos hablando mucho”.
3. Acompañarse en lo cotidiano también es amor
El duelo puede hacernos sentir solos incluso estando al lado del otro. Por eso, los gestos cotidianos importan tanto: preparar una comida, salir a caminar juntos, o mirar una película sin decir palabra. Acompañar no siempre es hablar; a veces es solo estar.
4. Buscar ayuda juntos, si lo necesitan
A veces, la herida duele tanto que no sabemos cómo cuidarnos ni cómo cuidar al otro. En esos momentos, pedir ayuda no es una debilidad, es un acto de amor. Ir a terapia juntos, asistir a un grupo de apoyo o incluso hablar con alguien que ya haya pasado por esto puede ser un primer paso hacia la reconstrucción (Recuerda que tenemos los Café con Huellas los cuales pueden ayudarte si lo necesitas).
Quienes hemos vivido una pérdida sabemos que ese vacío no desaparece. Pero también sabemos que se puede aprender a vivir con él, y que cuando lo enfrentamos de la mano de alguien que amamos, el camino —aunque difícil— puede ser un poco más llevadero.
Hablar del duelo en pareja es hablar de amor. Y el amor, incluso en el dolor, sigue siendo lo que nos sostiene.