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Analissa Ortega

Analissa Ortega

Después de años de estar tratando de quedar encinta, de muchas idas al doctor, exámenes y tratamientos, un 30 de Octubre, nos dieron la noticia de que nuestro milagro venía en camino.

Fue un embarazo relativamente normal, tuve un sangrado a la semana 9 y me mandaron a acostar por 2 semanas. El sangrado no tenía que ver con la bebé, pero igual debía reposar. Después de eso, todo fluyó bien.

El 1 de Junio de 2016, a las 35 semanas entré en labor, sin estar muy clara de lo que estaba pasando. Llamamos a nuestro Dr y estaba entrando al Consulado de Estados Unidos a sacar su visa y tenía que entregar su cel, por lo que estaría incomunicado. Nos mandó al hospital y le pidió a su socio que nos recibiera.  Llegamos y ahí estaba, luego llegó el pediatra. No sé bien cuánto tiempo pasó desde que llegamos al hospital y me metieron al salón de operaciones para la cesárea, creo que la anestesista fue la que más demoró en llegar; y fue así como a las 9:53 am naciste, con vida, pero en silencio. Tu pediatra me dijo que estabas “bien”, porque así parecía, pero a los pocos minutos todos supimos que no era así. Sacaron a tu papá del cuarto y le pidieron a la anestesióloga que fuera a ayudar con tu reanimación, dejándome a mi con una enfermera.

Empecé a rezar en alto, con todas mis fuerzas, pensando que si rezaba en alto, se haría el milagro para que todos los que estuvieran ahí, creyeran…. a los 15 minutos, se acercó el Dr a mi oído y me dijo: no pudimos hacer nada.

Con una calma (que ahora entiendo, y sé que era shock, y mi cuerpo protegiéndome de tan inimaginable dolor), pedí que llamaran a mi esposo y que te pusieran en mi pecho. Jamás olvidaré el sonido desgarrador que hizo él al entrar al cuarto. La pusieron en mi pecho y la bautizamos. Le hablé y me despedí de ella (esto me lo han contado, porque no lo recuerdo). Su papá la cargó por largo rato y se grabó cada esquina de su cuerpito en su mente y corazón.

Al día de hoy, no sabemos qué pasó y por qué murió. No hay respuesta a nuestras preguntas.

Solo puedo decir que no hay día que no pensemos en ella. Desde ese día, somos mejores personas. Nuestra hija vino a unirnos como pareja y como familia.

Aura, te amamos con cada célula de nuestro ser… hasta que nos volvamos a encontrar 💜.